Mientras eleva e inclina suavemente la pava para cebar un mate, el de todas las tardes, recuerda que tiene algunas bolsas de basura acumuladas en el lavadero. Desde que los recolectores de residuos fijaron dos días claves para que los ciudadanos se despojen de los desperdicios, no se puede alojar ni amontonar en el canasto que está en la vereda porque enseguida te hacen una multa a raíz de su nueva gestión. ¡No saben lo limpia que están las calles! Además siquiera hay olor despreciable.
         Dejó el mate sobre la mesa. Con impulso e inercia al alejarse de la mesa para levantarse, golpea la pared con la silla. De pie, confiando en sus convicciones se dirige al lavadero. A los pocos segundos sale de su casa mirando hacia ambos lados, cruza la calle, las deposita en el canasto. Realizó dos veces tal acción.
         Al siguiente mes, sin previo aviso recibe una multa junto a los impuestos. En el momento se preocupó por no reconocer el por qué. En el pie de página una citación para ver el video que presentó su vecino de enfrente que grabó con las cámaras de seguridad.